miércoles, 2 de julio de 2008

Poder, integración y democracia: más allá de nuestra frontera

Si bien la famosa “integración centroamericana” conforma procesos complejos sobre movimientos sociales, que pretenden favorecen a la región, no es una acción que “favorezca” a la población centroamericana en general.

Así como el poder está pensado para “las minorías” y (o) grandes empresarios, la democracia no representa simpatía o credibilidad para “las mayorías”. Es decir, a medida el poder esté en manos de los “elegidos”, continuaremos siendo socialmente desiguales. En este caso, el Estado es quien juega el papel más importante. Sin embargo, en El Salvador, según Godofredo Aguillón de la Universidad Nacional de El Salvador, el Estado es un instrumento “que responde a unos intereses específicos”. Por lo que el poder, enfatiza, no está en función de mejorar la democracia y de generar un espacio donde se produzca gobernabilidad.

Por otro lado, Mario Rodríguez, de la Universidad San Carlos de Guatemala, establece una relación con la distribución del poder o de las decisiones que influyen en la población. Al hacer referencia a las implicaciones políticas del modelo económico en Centro América, comenta algunas ventajas, como la apertura de espacios económicos a nivel centroamericano, entendimiento político con Estados Unidos y generar posibilidades para políticas sociales comunes. Pero el Modelo de Integración Centroamericana también muestra algunas desventajas. Es decir, la falta de instituciones fortalecidas, la falta de identificación política y que la agenda económica sea motivada e impulsada por el sector empresarial, representa una respuesta desequilibrada para la población.

El poder, tanto en la democracia como en procesos como el proyecto de Integración centroamericana, no es visto como algo “nuestro”. Esto es porque El Salvador, como otros países de Centro América, tiene intereses políticos y económicos con países como Estados Unidos, que no pertenecen a la región. La identidad es uno de los parámetros más representativos en la “compenetración” de los países de América Central que, irónicamente, refleja la cercanía cultural con países europeos o norteamericanos. El poder en “manos de unos pocos” no sólo aleja el margen de integración; además, aleja la posibilidad o la idea central de la democracia y de la igualdad social.