Hay cosas que pasan, sin más. Sin aviso alguno...
Estaba sentada frente a la computadora cuando, como cualquier cosa, sin más, se me ocurrió buscar palabras en el diccionario. ¿Raro? Lo sé. Bueno, pues me puse a buscar palabras y, como bien dicen, buscando se encuentra.
Ahí estaba la palabra. Una que ni siquiera era la que buscaba. ¿Su significado? "Que no tiene quien le ampare, socorra o consuele en sus necesidades o aflicciones". Una sensación, que nunca antes había sentido con tal fuerza, me invadió. Dude un instante, pero la segregación de las gotas de la glándula lagrimal se encargaron de distraerme y concentrarme en no humedecer el escritorio y, por tanto, desviar mi atención sobre lo que realmente significaba esa palabra para mí.
Es lunes y, justo hoy, cumplía una semana de turbulencias emocionales. ¿Las razones? Pues muchas. Sin darme cuenta, estuve reteniendo sentimientos y reacciones normales (normales cuando se viven cosas similares a las que he vivido durante toda una semana) y estaba dispuesta a desahogar mis penas con quien tuviera la bondad de escucharlas. O leerlas. Pero para eso están los amigos. Aunque no siempre en la disposición en la que uno espera encontrarlos.
Así es. No había sido la palabra, o más bien su significado, el que me había hecho sentir así. Habían sido sus palabras. Su indiferencia. Puede ser que esa no sea la palabra, ya que ni siquiera había comentado con él todo lo que había estado sintiendo durante la semana. En fin, sus palabras, en definitiva no relacionadas a un interés de conocer mi estado de ánimo, me habían hecho sucumbir en la lástima. Sí, lo acepto. Sentí lástima. Me tuve lástima. Por primera vez sentía la seguridad de utilizar la palabra soledad en su máxima expresión.
No le dije nada. Simplemente retuve las ganas de delatarme y expresar todo aquello que me había guardado durante una semana completa. Él, por el contrario, seguía con su plática de la división y de los intereses intelectuales que siempre, o casi siempre, son tomados con mayor importancia que cualquier cosa. No me molestó. A mí me ha pasado, lo he sentido y he actuado de la misma manera en la que él lo hacía conmigo en ese instante. Observaba las letras en la pantalla de mi computadora. Las frases, las explicaciones y las sugerencias. Todo. Era mucho y, a la vez, nada.
Acepté todo lo que decía. No por compromiso. Más bien por dignidad y por razón. Porque en verdad, tanto él por lo que dijo, como yo por lo que callé, teníamos una razón válida. Sin embargo, mi ánimo no estaba en sus mejores condiciones y el significado de la palabra "sola" nunca antes había tenido tanto sentido como en ese momento.
No puedo afirmar que eso era lo que estaba sintiendo. Pero había algo que rondaba mis pensamientos. Sin duda alguna, hay cosas que pasan, sin más. Sin aviso alguno... y, desafortunadamente, no siempre encontramos a la mejor compañía para esos momentos.
lunes, 1 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Hay Gaby... q te puedo decir, la verdad nada! los consejos intelectualoides y de intereses particulares y colectivos se vienen a mi cabeza al igual q a "él"... pero que más da mientras esa no sea tu prioridad en este momento, vos trata de hacer las cosas que consideres necesarias e importantes para el momento de tu vida q estas pasando, pero acordate q aunq sea duro y sintas soledad y tristeza, el mundo afuera de tu esfera no ha parado... y cada vez estamos inmersos en nuestras propias cosas q nos es díficil percatarnos de q nuestros problemas no necesariamente son los mismo que los de nuestros pares.
Sola? creo que no. Triste e incomprendida? es lo más probable.
Bueno pues recorda q te quiero y no sólo compa de U si no como amiga. Aunq cueste vas a salir adelante.
La palabra solo o sola definirla es compliocada y por si sola nos da ciertas evaciones emocionales y la definis tan perfectamente yo tambien ha sentido esa sensacion ....
no siempre estamos dispesto ha vertir ciertas palabras cpmplicadas como esta pero de vez en cuando vale la pena decirlas.
muy bien adelante..
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